sábado, julio 21, 2012

Raúl Rivero sobre elecciones 2012 en Venezuela: Temor de ida y vuelta. El miedo de Chávez a los avances de la oposición le hace tomar medidas desesperadas.



Temor de ida y vuelta

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El miedo de Chávez a los avances de la oposición le hace tomar medidas desesperadas.
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Por Raúl Rivero
Madrid
21-07-2012


Con las elecciones presidenciales a poco más de dos meses la oposición venezolana ha logrado, mediante una campaña casa por casa y persona a persona, resonancia suficiente como para que Hugo Chávez se contagie con el miedo que reparte y se vea obligado a ponerle otros remiendos a la caperuza rosada que usa para darle un barniz democrático a su dictadura.

Uno de los parches más notorios aparece en una ley castrense que le confiere la condición de militar en activo y lo convierte en el oficial de más alto rango en el país. Ese reconocimiento le da poder absoluto sobre la institución que debe controlar la imparcialidad de los comicios del 7 de octubre, en los que él se presenta como candidato.

Hay otras medidas de filos más directos. El Gobierno utiliza, cuando quiere y por el tiempo que decida, cadenas nacionales de radio y televisión para trasmitir su propaganda electoral. Además, tanto observadores locales, como representantes organismos defensores de los derechos humanos, aprecian que grupos violentos trabajan —autorizados y con perseverancia— para censurar, agredir y procesar judicialmente a quienes critiquen o se atrevan a cuestionar la gestión de Chávez durante sus 14 años en el palacio de Miraflores.

(Henrique Capriles en un acto electoral en Caracas, 15 de julio de 2012. (REUTERS))

Ese abanico de palizas, amenazas, terror y barruntos de rejas constituye una fuerza importante para el triunfo si se combina con la presencia de cuatro chavistas confesos en el Consejo Nacional de Electores (compuesto por cinco rectores) y el registro de la identidad de los votantes en manos de un colectivo de técnicos cubanos.

El abogado Enrique Capriles Radonski y su Mesa de Unidad Democrática se mantienen todavía lejos de la candidatura oficialista, según los sondeos de intención de votos. Pero el coraje y el eco popular de la presencia de la oposición han provocado aprensión y desconcierto en el dictador y sus ayudantes. Y, con todo su dinero y sus controles, están nerviosos y desnudos ante Venezuela. Tienen la caperuza rota y desteñida en una mano y, lo que debe ser una bayoneta, en la otra.